17 de marzo de 2009

Luz azul

Por $.M.K.

Savio es uno de esos tipos que siempre camina solo. Suele dejarse ver por el paseo maritimo haciendo dibujos distorsionados de lo que le rodea. No lo hace para ganar dinero, no vende sus dibujos. Los hace para evadirse de la ingrata realidad que le rodea. Es un hombre muy reservado, siempre con la mirada hacia el horizonte que observa a través de sus gruesas lentes.

De vez en cuando algunos graciosillos le cogen los dibujos y hacen confeti para mofarse y creerse que son más fuertes, más listos. Pero eso a él le resbala, siempre permanece tranquilo, sereno, tácito. No se deja llevar por la ira ni la estulticia. Savio siempre sueña despierto y eso se nota en sus dibujos que realiza con un boli Bic azul. No usa nada más.

Un día, como otro de tantos, Savio intenta dibujar el mar. Sólo dibuja el oleaje. Cuando una racha de viento se lleva lo que tiene entre manos y otros folios.
Uno de esos folios se eleva metros hacia arriba y luego aterriza forzosamente en la acera. En el instante en el intenta despegar de nuevo para no volver, un zapato frena en seco su vuelo. Se trata de una mujer, que sin dudar se agacha para recoger ese folio. Se dirige a Savio, que recoge los demás folios a su alrededor.

-Toma, creo que esto es tuyo.

-Gracias. Muy amable.

-No hay de que. ¿Son tuyos esos dibujos? Son muy buenos.

-¿No lo dirás en serio? ¿Se ha parado a mirarlos bien?
-No lo digo enserio.

-Pues aquí alguien necesita unas gafas y no soy.
-Que gracioso. ¿Cómo te llamas?
-No me suelo llamar a mi mismo.
-Que ¿Cúal es tu nombre?

-Ah! Savio.

-Encantada! Yo me llamo Mara

-Es fácil de recordar.

De este modo Savio logra entablar una conversión. Luego los dos se alejan del paseo maritimo.


Mientras Mara le pregunta por el sigificado de esos dibujos Savio los hojea y le dice:
-No hay significado, me aburría y me puse a trazar líneas.

-Me puedo quedar este.-le pregunta mientras señala uno de los dibujos que va pasando.

-¿Te gusta este? Si es una birría.- Lo rompe y lo tira a una papelera junto con el resto.-Para hacer confetti está bien.- prosigue.-Pero tanto como para colgarlo...

Mara se apresura a sacar los dibujos de la papelera, incluido el que está hecho trizas.

-No en serio, creo que sacarías un dinerillo si los vendieras.

-Tu estás loca.

-Te apuesto una hamburguesaa que vendes uno.

-Soy vegetariano.


-Pues un bocata vegetal.


Y una vez que sacó los dibujos los colocó en un lugar donde no volaran por el viento, y los puos a la venta por el modico precio de 1.50€. La gente pasaba de largo, alguno se paraban a mirar. Según avanzaba la tarde Mara y Savio parecían que tenían cosas en común. Ya apenas se preocupaban de la venta de los dibujos, ellos conversaban y la horas volaban. No vendieron ni uno y Mara le debía un bocata vegetal. Ya que era lo acordado.


-No ha habido suerte.-comenta Mara con la mirada cabizbaja.


-Será para ti. Yo me he ganado un bocata.

-No te preocupes tendrás tu bocata. ¿Haces algo mañana.? Lo digo porque se me hace tarde y tengo que cuidar a mi sobrino, mi hermana tiene turno de noche y claro...

-No hay problema.

-Pues... a las dos te va bien.

-Sí, no tengo nada que hacer.

Se separaron hasta el día siguiente. Savio se fue por su camino hacia un cuchitril al que llamaba casa. Aquella noche Savio se acostó con la ilusión de haber conocido a alguien afín.

Le costo conciliar el sueño. Morfeo se resistía a hacer acto de presencia. Pero lo logró tras tomar un yougur de fresa de marca blanca... pero por poco tiempo. En mitad de la noche alguien llama al timbre. Savio aún dormido no se da cuenta. Como nadie responde se oyen unos golpes fuertes en la puerta que desvelan a Savio. Los golpes son más insistentes. Savio se apresura y abre la puerta.


-Hola Savio. He venido a recogerte.

-¿quien eres?

-Soy la muerte. ¿No has visto mi guadaña?

-¿La muerte?

-Sí, ha llegado tu hora. Hay que comprobar la fecha de caducidad del yougur.

-Vaya! No podía esperarse unos años más. Es que mañana tengo como una especie de cita. No la voy a dar plantón.

-Mira macho, si te ha llegado tu hora ha llegado. No me vengas con excusas, no haberte tomado el yougur. Así que marchando.


-Bueno... me permites que vaya al baño a lavarme los dientes, es que no quiero ir todo el viaje con este mal aliento.

-Vale, pero date prisa. Que no tengo todo el día.


Savio se dirige al lavabo y cierra con pestillo la puerta. Mira a su alrededor y no sabe que hacer. Así que se pone de rodillas e implora a Dios, Alá, Buda, Papá Noel o quien sea que le ayude. Al poco tiempo de su plegaria una columna de humo sale de la ventana del lavabo. Es de un olor sulfuroso. De pronto como de la nada aparece una silueta con gabardina del que sobresale sus alas y un sombrero de ala ancha. Cuanto más se disipa el humo más se puede ver al ser que emerge.



Es un hombre o eso parece. Lleva varios anillos y colgantes de oro. Unas gafas de sol cubre sus ojos rojizos .


-¿Quién eres?

-Soy Lucifer. Me acabas de llamar.

-¿Ah si?

-Si, un asunto de vida o muerte o algo así.

-Bueno, no me esperaba que vinieses. Yo creía que el Lucifer era un ser de piel roja.


-Bueno sí, pero tengo que mantener una imagen. -se arregla-. Es mi nuevo look. La peña me llama Luci.

-Ya lo veo, pareces un chulo de esos.

-Sin faltar ¿eh?

-No, no. Faltaría más.


Savio contó el problema a Luci. Éste se ofreció a ayudarlo. Él trataría el asunto con la muerte y a cambio Savio le debería un favor a Luci. Savio accedió al trato propuesto y de inmediato Lucifer se puso manos a la obra. Salió del baño y se puso a dialogar con la muerte. Savio, que aún permanecía dentro, puso la oreja para enterarse de algo. Sólo oía murmullos y de pronto el sielncio.


Luci entra en baño para comentarle a Savio que todo está solucionado y que mañana podrá seguir viviendo.
-Gracias Luci, supongo.
-De gracias nada majete. Recuerda que ahora eres immortal y me debes un favor que reclamaré en los próximos días... y NO podrás negarte. Ja Ja Ja Ja.

Y desapareció del cuarto de baño sin dejar rastro...
A la mañana siguiente Savio despertó, pensó que lo había soñado. Se fue al lavabo y mientras se enjuagaba aún se podía oler a azufre. Se vistió con lo promero que vió, cogió sus folios y unos lapices y se fué. Antes de irse observo una marca en su hombro izquierdo que le daba malas vibraciones. Sin embargo no le dió importancia, pues lo que importaba en ese momento era su cita con Mara.
La cita fué bien dentro de lo que cabe. Mara cumplió su palabara e invitó a Savio a un bocata vegetal inmenso. Lo de menos era el bocata, en esa mesa se respiraba química, se respiraba amor.
Los siguientes días no cambiaron mucho. Mara acompañaba siempre que podía a Savio y lograrón vender unos pocos dibujos. Con el paso de los días la relación se afianzaba más, se contaron cosas privadas, compartieron secretos y también hicieron alguna que otra estupidez. Era el curso lógico de los sentimientos. Después de un mes Savio y Mara eran ya una pareja que sólo miraba al futuro.
Una noche Mara invitó a Savio a una cena en su casa. Para conmemorar el mes ella tenía un menú especial. Savio se presentó antes para ayudar. Y según avanzaba la noche los dos sabían que iban a pasar la noche juntos. Y así fue.
Después de una cena estupenda, ambos descansaban abrazados.
Cerca del amanecer alguien hizo sonar el timbre. Al no recibir respuesta golpeaba la puerta con insistencia. Savio apresuradamente se levantó y abrió la puerta.
-Hola chavalote! Que te cuentas?

-Te conozco?

-Que cachondo! Soy Satán, es que acaso no recuerdas que tenemos un asunto entre manos. -le digo en tono imperativo.-He venido a que me pagues.

-Ahora.

-Sí, no puedo esperar más.He sido muy generoso, te he dejado un mes.

-De que estás hablando.

-Hablo de que me debes un favor!-Grita estentoreamente.-Y el favor que te pido es que me dejes llevar a Mara conmigo.

-¿Cómo?

-Verás, el infierno es un lugar muy solitario para alguien como yo. Nadie me quiere ahí. Sólo me temen. El concepto de amor para mí es inexistente. Yo sólo he sentido odio e ira, y lo único que he recibido es indiferencia. -prosigue más calmado.-Con ella a mi lado podré llevar una existencia más amable. ¡Por eso acudí a tu llamada y te libre de La Muerte!
Savio que no se cree lo que está pasando intenta razonar con Luci, pero es inutil. Lucifer sabe lo que quiere.
-Bueno... si no hay más remedio, aunque no sé si a ella le gustrá la idea. Pero antes me dejas que me lave los dientes, no quiero darle un beso con este mal aliento.

-Como gustes, pero nada de trucos.

Savio entra en el lavabo e implora ayuda divina. De rodillas ruega que asistirá a misa todos los domingos con tal de que Barrabás no se lleve a Mara.
Mientras Savio sigue con sus plegarias esperando un milagro Barrabás observa a Mara. Una sonrisa perversa es la que reluce al acariciar su rostro. Luego mira hacia el lavabo y pregunta
-Savio! Ya ha llegado el momento.! Despidete de ella y me la llevaré de una vez. No me hagas enfadar.

Savio sale del lavabo no hay ayuda divina y muy asu pesar0 se dirige a Mara con la intención de darla un beso de despedida, mientras tanto Barrabás se frota las manos. Le besa suavemente en la mejilla para no despertarla.

-Ahora regreso, no pienso dejarte aún.-le susurra a Mara. Luego se levanta y con decisión señala.-Ya podemos irnos.


Del lavabo sale La muerte. Luci atónito no comprende lo que sucede y quiere explicaciones.

-¿Qué sucede aquí? Aquí el se marcha soy yo, pero con ella.-hace un ademán para llevarsela.

-No puedes. La alma de Savio ahora me pertenece. Ahora es un mortal por voluntad propia. Nada te debe ya que su alma ya no te pertenece. ¿No osarás llevarte una alma que no te corresponde? Así que vuelve por donde has venido.

-Maldito seas Muerte. Maldito seas Savio, me encargaré personalmente de nos veamos en el infierno, y te aseguro que no voy a ser tan condescendiente como lo he sido hasta ahora.

Y en un abrir y cerrar de ojos Luci desapareció. Savio logró esquivar las intenciones de Lucifer, pero ahora tiene un cita con La Muerte. Mientras se aleja del mundo de los vivos Savio le pregunta a la Muerte.

-Oye, ¿no crees que Mara me odiara por haberme ido sin decir nada? Pensará que soy un caradura.

-No te preocupes, solo me llevado tu alma. Tu cuerpo aún permanece en la tierra.
-Ya veo... ¿y de verdad voy a ir al infierno?

-Eso ya no es cosa mía. Yo solo indico el camino a la puerta principal.



Aún la oscuridad de la noche cubre la ciudad. Mara permace ajena a todo lo que ha sucedido. Sólo la luz azul de la luna llena, fiel testigo de los hechos, es la que ilumina esta parte del mundo. Entra silenciosamente a través de la ventana arropando a Savio y a Mara. Pronto llegará el amacer.

Fin

3 comentarios:

Anónimo dijo...

OMG!! de PM!! yeah!!

Anónimo dijo...

Hola primero que leinad es mi nombre al revés por lo tanto no soy chica pero te perdono jajaja. Ya me iré pasando a leerte saludos

TitoCarlos dijo...

La historia es fantástica...

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