13 de abril de 2012

Aventuras en el más allá: Cap I "El tribunal de la vida"

Por $.M.K.

En un lugar más allá de la Mancha de cuyo nombre no tengo ni idea, entre otras cosas porque no aparece ni el la guia Michelín, no ha tiempo que moraba un ser amorfo. Este personaje me mostraba las infrastucturas del lugar, sus costumbres, etc... Yo sabía que debía haber estirado la pata o la pierna porque parecía que estaba en la Champions League de las salas de espera. Que iliminación! Ni la del Corte Inglés, oiga! Qué temperatura tan agradable!!! Ni la del Corte Inglés!! oiga! Qué azafatas!!! Ni las del Corte Ingles!!! oiga!! Qué hilo musical!!! Ahora suena "no es serio este cementerio" de Mecano,Qué cachondos!!!

Ante tales cualidades sin duda pensé que debía estar en el cielo y le pregunto al ser amorfo.

-Disculpe usted, ¿esto es el cielo?.

-¿Cómo dice?- me responde con un ademán más amorfo, si eso es posible.- No, no es el cielo. Estás en el Tribunal de la vida. Siéntate, que ahorita te llamarán para revisar tu registro akásico.-me dice señalandome una silla de algodón.

-¿Registro akásico? ¿eso qué es?

-El registro de lo que has hecho en tu vida.-Me responde parsimonioso.

Mientras tomo asiento no paro de pensar sobre lo que me ha dicho. Un registro donde está toda mi vida. Los paparazzi se darían de leches para acceder a este registro. Pero ese no era mi mayor problema, yo no pertenezco a la farandula. Si lo que me dice este ser amorfo es cierto se enteraría de todo y no es que haya sido mala persona, pero hay cosas que es mejor que no se sepan nunca. Debo buscar una salida para no pasar ese bochornoso momento. Si se enteran de mi vida los chistes del Chiquito parecerían un mitin de Fidel Castro, pero con gracia.


Intento ver si por algún hueco hay alguna fisura por la que poder escaparme, de haberlo sabido no habría pegado saltos como una nenaza el día que me tocó el premio del rasca de la Once y no me habría atropellado un camión que transportaba gorrinos al matadero.
Me levanto de la silla y doy un paseo por la sala. Justo en el centro hay una trampilla, como si diera a un sótano. Yo, como ser curioso que soy, me pongo en cuclillas e intento abrir la trampilla. Empleo mi hercúlea fuerza, pero para fuese hercúlea debería haber abandonado los bollos y los gusanitos y haber hecho más ejercicio, no importa el orden en que fuera.


Como supongo habrán deducido no logré ni levantar ni un milímetro de la trampilla. Pero como soy un cabezón insisto de nuevo. En ese instante el ser amorfo se dirige hacía mi.

-¿Qué haces?

-Un poco de deporte, el levatamiento de trampilla.- le digo socorrido.-me han dicho que será deporte olímpico en 2020.

-Yo no levantaría es trampilla...-Me sugiere meneando una extremidad amorfa.

-¿Es el acceso al infierno?-le pregunto preocupado.

-No, es la sala de maquinas, iluminación y temperatura. Una leve modificación ¡y se arma la repanocha!-me espeta muy serio.



Me agarra de la oreja izquierda y me eleva tanto que pataleo en el aire. Con un movimiento preciso me encesta el la silla de algodón y me dice:


-Quédate aquí quietecito, ahorita te llamarán.


De pronto se oye una gran voz metálica que dice -el siguiente.- Ante tal sonido mi reacción es esconderme debajo de la silla de algodón, pero el ser amorfo me vuelve a tirar de la oreja que tenía sana y me vuelve a elevar. Me lleva hasta el limite de la puerta, que dicho sea de paso es de lo más normalita. Un gran pasillo sin iluminar es lo que se ve, y al fondo un punto blanco.

-Camina hacía la luz y hallarás la entrada al tribunal de la vida.-Me indica el ser amorfo.

-¿No tienen una linterna, o un móvil?-le pregunto por curiosidad.



Me da un empujoncito y me cierra la puerta. Se hace la oscuridad. Si ya estaba giñao con la voz metálica, ahora me tiemblan hasta los pelos de la nariz. No hay luz, ni hilo musical, ni nada. Camino lentamente, me agacho y como si fuera un homínido y uso las manos para caminar. Debo saber lo que hay delante para evitar sorpresas. No se cuanto tiempo ha transcurrido pero a mi me parece una eternidad y al tipo de la voz metálica también porque de pronto vuelve su voz estentórea.

-Más deprisa, ¡¡¡qué no tengo todo el día!!!!


Aumento la marcha y llego hasta la luz. Lo primero que se ve es un poste con un cartel de madera en forma de flecha señalando a la izquierda que dice "Tribunal de la vida" y otro que dice "Temiscira Park". Dudo, recapacito... me rasco la cabeza tratando de averiguar donde había oido yo eso de Temiscira, además si llevaba la palabra park debía de ser un lugar divertido.


La voz metálica no tendría un buen día y volvió a rugir.

-¡¡¡¡Como no estés aquí en menos de 5 segundos te fulmino con un rayo!!!!!!

Tomo el camino hacía el Tribunal dejando atrás Temiscira Park. Voy tan deprisa que si me vieran los de la DGT me pondrían una multa y me quitarían los puntos, las gafas de sol y los pantalones.

Ya estoy en el tribunal de la vida, tembloroso como un flan. La sala está más vacía que el cerebro de George W. Bush. Sólo un foco fijo apunta a un lugar.

-Dirigete a la luuuuuuuuuz....-Me indica esa voz metálica.

-No tienen un poco de agua...-añado timidamente.

-¡¡¡Qué vayas para la luz!!!!!

Me dirijo hacía la luz todo sediento sin saber lo que me va a pasar. Una vez estoy en el punto de luz suena una fanfarria que paraliza mi corazón y mis riñones y digo en voz baja:

-Mami... socorro...


(c)&(p) 2012, Ediciones Van $charn.

4 comentarios:

Speedygirl dijo...

Y tan socorro! La que te espera en la parte II XDDDDDDDD

$MK dijo...

No lo sabe Vd. bien... sniff =S

AZAHARA dijo...

jooooo, qué intriga!!! Ya veo que te gustan mucho los gusanitos... jeje... Ves como se ha de hacer ejercicio, hombre de Dios! Con sólo el circuito de tu cuarto a la nevera no se abren trampillas! :P

Yo quiero foto del ser amorfo...

$MK dijo...

He tomado nota y he aumentado la distancia del circuito mi cuarto-nevera y ahora también pasa por la despensa, para que no se diga.

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