Por $.M.K.
De todos los superhéroes que hay no me gustaría despertarme y descubrir que soy Superman. No porque le tenga mania, que la tengo, sino porque no compensa. Para empezar cada vez que hay un peligro tiene que quitarse el traje y tirarlo por ahí, con el pastón que cuesta. No estoy yo como para dejar un traje de Emidio Tucci por el suelo, aparte de eso con las prisas de las circunstancias me lo tendría que quitar de golpe y romperlo. Luego también se desprende de las gafas. Eso también cuesta, no te creas y yo llevo gafas de sol graduadas y eso cuesta aún más.
Otro asunto es donde me cambio. En una cabina telefónica ya no, porque no quedan. Con la llegada del móvil sólo hay postes y despelotarse ahí pues como que quedaría algo extraño y me daría corte. Entonces solo me queda cambiarme en un locutorio, pero la persona del mostrador se daría cuenta y lo largaría a todo quisqui. Entro a hacer una llamada y salgo disfrazado de Superman. Aquí algo huele mal, pensarán. No cabe duda que en estos tiempos descubrir la identidad de Superman equivale a hacere de oro. Así pues quien este en el mostrador del locutorio llamara a uno de esos programas rosa y contarán mi vida, obra y milagros.
Para salvar a la gente Superman suele entrar derrumbando una pared, a ver quien paga eso, ¿el seguro de hogar?. Los c... Me apuesto un riñón que encntrarn más de na excusa para quitarse el muerto de encima. Seguro que alguien me vendrá con el cuento de que me has roto la casa, te has cargado mi coche y cosas por el estilo. Me demandarían y hala a pagar el pato.
Otro asunto espinoso es que hay mucha gente mala repartida por el mundo. Y eso agobia, ahora en China parando un tren, luego en Krakatoa evitando una erupción volcanica, más tarde en San Francisco paliando un terremoto. Esto no hay que lo aguante y además no está remunerado. Además que hace quedar mal a las fuerzas de seguridad. Seguro que ya están hasta los huevos de que venga Superman y les resuelva la papeleta. ¡Así uno no se motiva!
-Pero si ya lo teniamos rodeado- dice uno cabreado.
-Ya ha tenido que venir el de siempre ha lucirse-añade otro más cabreado.
Pero sin duda un tema que no me agrada mucho es que es muy soso. Tiene supervelocidad, superfuerza, supervision... pero el superhumor se lo ha dejado en Kriptón. Según las encuestas lo que más le gusta a las mujeres es el sentido del humor de un hombre (yo no me lo trago, pero si lo dicen las encuestas)
Las únicas mujeres que llaman a Superman son las que están en peligro o ancianitas que no pueden bajar a su gato del árbol. Dan ganas de hacerse gay.
Y como no, es vulnerable a la kriptonita y no sé como se las arregla que siempre pica. De esto se deduce que es supertarugo. No ves que el malo siempre va a tener un trozo de kriptonita preparado.
Prefiero ser Lex Luthor. Ese si que piensa y además está rodeado de tias buenas y tiene pasta, no como Superman que vive en un cuchitril que no veas y se conforma con un sueldo de periodista local metropolitano.
De todos los superhéroes que hay no me gustaría despertarme y descubrir que soy Superman. No porque le tenga mania, que la tengo, sino porque no compensa. Para empezar cada vez que hay un peligro tiene que quitarse el traje y tirarlo por ahí, con el pastón que cuesta. No estoy yo como para dejar un traje de Emidio Tucci por el suelo, aparte de eso con las prisas de las circunstancias me lo tendría que quitar de golpe y romperlo. Luego también se desprende de las gafas. Eso también cuesta, no te creas y yo llevo gafas de sol graduadas y eso cuesta aún más.Otro asunto es donde me cambio. En una cabina telefónica ya no, porque no quedan. Con la llegada del móvil sólo hay postes y despelotarse ahí pues como que quedaría algo extraño y me daría corte. Entonces solo me queda cambiarme en un locutorio, pero la persona del mostrador se daría cuenta y lo largaría a todo quisqui. Entro a hacer una llamada y salgo disfrazado de Superman. Aquí algo huele mal, pensarán. No cabe duda que en estos tiempos descubrir la identidad de Superman equivale a hacere de oro. Así pues quien este en el mostrador del locutorio llamara a uno de esos programas rosa y contarán mi vida, obra y milagros.
Para salvar a la gente Superman suele entrar derrumbando una pared, a ver quien paga eso, ¿el seguro de hogar?. Los c... Me apuesto un riñón que encntrarn más de na excusa para quitarse el muerto de encima. Seguro que alguien me vendrá con el cuento de que me has roto la casa, te has cargado mi coche y cosas por el estilo. Me demandarían y hala a pagar el pato.
Otro asunto espinoso es que hay mucha gente mala repartida por el mundo. Y eso agobia, ahora en China parando un tren, luego en Krakatoa evitando una erupción volcanica, más tarde en San Francisco paliando un terremoto. Esto no hay que lo aguante y además no está remunerado. Además que hace quedar mal a las fuerzas de seguridad. Seguro que ya están hasta los huevos de que venga Superman y les resuelva la papeleta. ¡Así uno no se motiva!
-Pero si ya lo teniamos rodeado- dice uno cabreado.
-Ya ha tenido que venir el de siempre ha lucirse-añade otro más cabreado.
Pero sin duda un tema que no me agrada mucho es que es muy soso. Tiene supervelocidad, superfuerza, supervision... pero el superhumor se lo ha dejado en Kriptón. Según las encuestas lo que más le gusta a las mujeres es el sentido del humor de un hombre (yo no me lo trago, pero si lo dicen las encuestas)
Las únicas mujeres que llaman a Superman son las que están en peligro o ancianitas que no pueden bajar a su gato del árbol. Dan ganas de hacerse gay.
Y como no, es vulnerable a la kriptonita y no sé como se las arregla que siempre pica. De esto se deduce que es supertarugo. No ves que el malo siempre va a tener un trozo de kriptonita preparado.
Prefiero ser Lex Luthor. Ese si que piensa y además está rodeado de tias buenas y tiene pasta, no como Superman que vive en un cuchitril que no veas y se conforma con un sueldo de periodista local metropolitano.
