Contrapuntos Suspensivos: Mal de amores

Contrapuntos Suspensivos
-Mal de amores-

Por $.M.K.

-Toc, toc... Hola...

-¿Quien eres? ¿mi menstruación?

-No. Soy el amor.

-Menos mal, porque vaya pintas que tienes. ¿De dónde has sacado ese disfraz?

-Es que ya no sé que hacer, estoy desesperado.

-Oye, tengo prisa, así que no me vengas con cuentos.

-Es que tengo la impresión de ya no sirvo para nada, en stos últimos años me hacen menos caso que un testigo de Gehova en un concierto de Bisbal.

-De modo que crees que tu ya no pintas nada. Pero la gente se sigue casando, ¿no?

-Sí, pero menos , y no se les ve muy convencidos. Además al pasar unos años se divorcian.

-No está todo perdido. Verás el concepto que tenemos del amor es bastante simple, el amor es como dios.

-No te entiendo.

-Hay gente que cree en un dios, del mismo modo hay quien cree en el amor. Ambos son conceptos abstractos, están ahí pero sólo son parte de la humanidad. Hay amor para el que lo quiere buscar, como cuando uno busca su fe en dios. Lo cierto es que ambos conceptos los hemos inventado nosotros mismo y se ha ido arraigando con el paso de los siglos. Te voy a contar una historia.

-¿No será muy larga, no?


Calla y escucha agonías. Hace una montón de años, los primates, que eran vegetarianos, vivían en los árboles y el mas cachas, o sea el macho dominante, era el se llevaba de calle a todas las monas. Mientras que el simio del montón se quedaba a dos velas. Sucedío que este guaperas cachas estaba rodeado de monas y de sus hijos. se veía en la obligadcion de alimentar a todas, pero todas eran muchas y habían suficientes hojas en los arboles para comer. así que decidieron bajar al suelo y probar nuevos alimentos. Esto lo aprovechaba el mono del montón y se lo montaba con las monas.
Cazar carne era una dura tarea, y todos los monos cachas no podían efectuar dicha tarea, aparte de que sospechaba que con su ausencia tendría que alimentar a los monitos que había tenido las monas con el mono del montón.

-¿Y que pasó?

-Pues que hicieron un pacto, los monos cachas y los monos del montón se repartirian las tareas. De está historia se deduce que el amor fue un invento exclusivo de los humanos, ya que los primates procreaban para perpetuar su especie. No había bodas, ni despedida de soltero, ni demas sandeces que hacemos en la actualidad. Sólo se juntaban para tener mas monitos que en un futuro serían los que cuidarian de su especie.

-¿Entonces me estas llamando inutil?

-Admitelo, actualmente tu eres como el payaso que viene al cumpleaños de un niño. Le haces reir un buen rato, hace figuritas con los globos, se lo pasa pipa y al terminar la función se acabó. ¡A casita que llueve!

-Me dan ganas de dedicarme al porno...

-Pues igual te iría mejor, ya que nuestra sociedad no concibe ese concepto de perpetuar la especie. Nosotros somos más lujuriosos, sin excepción. Es posible que haya uno que le aún siga las normas que le han inculcado a través de los años, pero son muy pocos. Es más, seguro que si el en el Edén hubiese más mujeres, no habría dudado en plantar a Eva. Aparte observa que, a pesar de haber engendrado a Cain y a Abel, no se menciona la palabra amor. Ahí tampoco hubo bodorrio, ni banquete. Es probable que Eva le reprochara a Yavé que porque no creo más hombres.

-Entonces ¿porque se quiere la gente?

-No hay que confundir amor con afecto o admiración. El afecto es algo que tenemos es también abstracto pero no lleva consigo el pack que conlleva el amor. Se puede tener afecto a una mascota, a un objeto. Incluso a una persona, ese afecto de un modo casi mágico lo tergiversamos en amor y en su nombre se hacen muchas sandeces.

-Pero las personas necesitan amor, ¡ya lo dice la celebre canción!

-No es amor lo que buscan, sino alejarse de la soledad. Son muchos los que temen la soledad y para evadirse de ella recuren a la compañía del amor y por tanto al noviazgo, los más osados al matrimonio. Sólo que esa compañía no resulta tan grata como lo pintabamos al cabo de un tiempo y buscamos otras compañías con el fin de evitar la soledad. No confundamos la compañía de la amistad que no es otro mundo aparte, te priva de la soledad, pero por un tiempo. Con el invento de la pareja lo que hacemos es asegurarnos que la soledad tome las de Villadiego. El miedo incosciente a la soledad es lo que hace que se produzca el amor o algo razonablemente parecido, y ahí es donde entras tú.

-¿Qué puedo hacer pues?

-Tu, no sé. Yo me las piro porque tengo una cita.

-¡Vaya! Veo que no está todo perdido.

-No te lleves a engaño. Más que una cita es un encuentro o escarceo.





Coge su bufanda y su chaqueta, comprueba si hay mensajes o llamadas perdidas en el móvil. Coge las llaves del coche que ha dejado cerca del cuadro familiar en donde aparecen sonriente su esposa y sus hijos. Mientras Cupido se quita su disfraz de la mujer de rojo, se vuelve a colocar las alas, coge las flechas y el arco y sale cabizbajo de la consulta del psicoanalista.